Martes y 13.
Hoy es Martes.
Hoy es trece.
Martes y trece. (Cuatro años)
Hoy es trece.
Martes y trece. (Cuatro años)
Todo ha vuelto. Los monstruos con los que vives se hacen más grandes. La repugnancia. El salvavidas de color rojo jamás encontrado. El proceso de cicatrización progresa adecuadamente. La aniquilación de tu ser se para en seco. Vuelves a encontrar un pequeño rumbo del que guiarte. Sigues congelando sentimientos, es lo mejor. Soleá sigue contigo, es tu gran amiga, la que si que nunca falla. El rojo de tu piel sigue ahí, ya es parte de ti. Son errores que ves todos los días. De los cuales aprendes cosas.
Y como no. La triscaidecafobia hoy ha vuelto. Más de lo normal. Te ha invadido por un momento. En realidad se ha apoderado de ti. Aunque nunca se ha ido. Siempre a estado en modo sombra. Y hoy ha salido a la luz. Te ha vuelto a invadir por completa. Mucho más de lo normal. Como un virus que invade todo tu organismo.
Y los recuerdos
llegan como un torbellino. Vuelven, como no, para joderlo todo. Para retroceder
todo lo que llevas caminado este mes hacia delante. Para seguir jodiendote la
vida. Para recordártelo una y otra vez. Para acordarte de las primeras veces. Para recordarte el mejor verano de tu
vida. Para recordar el puto viaje en motos de agua. Para recordarte la cita
newyorkina. Para volver a ver fotos. Si hasta Google Fotos se acuerda. Como no
vas a hacerlo tú. Google Fotos lo quería al igual que tú. Los treces antes te
gustaban. Ahora solo son días. Con millones de recuerdos.
También
recuerdas todas las lágrimas que tus ojos color tierra han demarrado por él. Toda
la mierda que has pasado y estas pasando. Y lo sabes. Sabes que no vale la
pena. Porque no te merece. Porque no vale nada. Y la verdad es que no duele. Al
menos, no tanto como los primeros días. Lo que estás es completamente
decepcionada. Con él. Con ella. Con esta puta vida. Con el puto trece.
Y te ríes. Te
ríes por no llorar. Por no partirle la cara a alguien. Por no sufrir más.
Sonríes. Porque ya hace gracia. Porque ya te da absolutamente igual todo.
Porque es un error más. Un error, del que estas aprendiendo. Y te estás dando
cuenta de lo fuerte que eres. Y eso no lo sabías. Y bien es cierto que lo que
casi te mata te hace mucho más fuerte. Y eso es lo que te ha pasado. Casi te
mata. Pero te has levantado y has vuelto. Te has levantando con mucha más
fuerza. Para recordarle que no vale una mierda. Para sonreírle a la vida. Para
volver a ser feliz. Para volver a empezar. Para VIVIR.
Y ya sonríes. Ya abrazas a los monstruos. Porque no son lo que tu pensabas. Solo sabes que son tus mayores miedos, convertidos en tu peor pesadilla. Pero eres fuerte. Y te dan absolutamente igual, porque siendo sinceros, ¿que más te podría pasar?. Y los coges de la mano. Te paras enfrente de ellos. Los miras fijamente. Sonríes. Y los abrazas. Y entre tus brazos se van haciendo más pequeños. Ya no dan miedo. Ahora solo son...
Y sonríes otra vez. Sonríes los domingos. No solo porque te has hecho fuerte. Sino porque tu sonrisa tiene nombre y apellidos. Y se llama Peter Pan. Y te gusta el jodido Peter con polvos para volar.
Y sonríes otra vez. Sonríes los domingos. No solo porque te has hecho fuerte. Sino porque tu sonrisa tiene nombre y apellidos. Y se llama Peter Pan. Y te gusta el jodido Peter con polvos para volar.
Comentarios
Publicar un comentario