A paso de tortuga.

Poco más de un mes y duele tanto o más que el primer día. Aunque no de la misma manera. Pero joder si duele. 

Dolor, percepción sensorial localizada y subjetiva que puede ser más o menos intensa, molesta o desagradable y que se siente en una parte del cuerpo; es el resultado de una excitación o estimulación de terminaciones nerviosas sensitivas especializadas. Sentimiento intenso de pena, tristeza o lástima que se experimenta por motivos emocionales o anímicos. 

Sigues sin medio cuerpo. Sigues viviendo con monstruos. Sigues con dolores de cabeza espantosos después darle mil y una vueltas a todo. Una. Y otra. Y otra puta vez más. 
Sigues. O no sigues. Más bien sobrevives a esta puta vida. Tiras para delante como puedes. Refugiándote en tu mejor amiga. Y en obra civil. En tus compañeros de clase. Y en los trabajos de Representación. En los exámenes de Estructuras. En la teoría de Urbanismo. Y te paras a buscar todos los lugares que cita tu profesora sobre Italia. Y como planearas el viaje a Roma con...  Te refugias en planos de casas, en levantamientos de piezas, en películas chorra para urbanismo, en planos de detalles constructivos... En Nirvana o ACDC que te ayudan a no pensar. Ya que el reggeaton te trae demasiados recuerdos. Y continuas caminando. A paso de tortuga. Porque no quieres caminar sola. Y menos arrastrando con todo.

Pero dicen que cuando alguien se va de tu vida, alguien mejor llegará. O recuperas a alguien que siempre estuvo ahí. Y eso es lo que ha pasado ahora. Ahora as vuelto tú. 
Para estar ahí otra vez. Para hacerme reír. Para rememorar los viejos momentos. Para soñar en grande. Para perrear los jueves universitarios. As vuelto para recomponer un poco toda esta mierda. Para sacarme en el pozo dónde me encuentro metida. Para volver estar en lo bueno y en lo malo. Para volver a planear FDAs y veranos. Para volver a ir a Fuerteventura. Para disfrazarnos otra vez. Para volver estar a mi lado. PARA TODO.
Puedo decir que de lo mejor que me ha pasado en tiempo. Que gracias a que uno se fue tu has vuelto.

Y gracias también por los días en Coruña. Gracias por llevarme a uno de esos sitios que tenía anotados en mi lista de lugares a los que ir. Gracias por enseñarme Coruña en navidad. Gracias por llevarme a la playa.
SIMPLEMENTE GRACIAS POR TODO 

Y también haces nuevos amigos. Aunque algunos son más especiales que otros. Que llegan a tu vida para sacarte un poco de la mierda en la que estas metida. Para que te levanten el poco ánimo que te queda. Para sonreír con fotos de Snapchat, con las que pasas de un día de mierda a uno de los mejores días de la jodida semana. Para hablar hasta las tantas de la madrugada (muy gustosamente). Para que te saque de quicio, pero que en el fondo te encanta. Para planear viajes a Caldebarcos. Para contarle las cosas que te gustan. Para que te ponga en todas las respuestas esa cara que te saca de quicio, pero que ahora no puedes sacar de tus emojis más utilizados. Para partirte el culo con los audios del hit. Para compartir experiencias y consejos. Para ayudarlos en momentos difíciles. Para todo eso. Son los nuevos amigos. Para apoyarte en ellos. Para escucharlos y que te escuchen. Para reírte con ellos. Para que vuelva a vivir en ti la alegría. Y para que la sonrisa vuelva a tu cara. Para que vuelvas a ser la de antes. O al menos lo intentas. Esa niña alegre. A la que le gustaba la vida. 

Poco más de un mes y duele tanto o más que el primer día. Aunque no de la misma manera. Pero joder si duele. Duele por momentos. Y cuando no duele es una página más. Que se quedó arrugada y sin acabar. Llena de tinta emborronada de tanto llorar.