Congelando sentimientos.
Congelar, hacer pasar un cuerpo líquido al estado sólido al someterlo a una temperatura lo suficientemente baja. Someter una sustancia orgánica, especialmente un alimento, a una temperatura lo bastante baja, como para que el líquido que esta contiene se transforme en sólido. Detener o parar el desarrollo normal de un proceso o acontecimiento.
Cuando conoces a una persona. Notas si va a ser esa persona. Y lo notas cuando empiezas a enamorarte de sus cosas. De si mismo. De sus enormes manos. De sus brazos (en los que te sientes "trececientos" por ciento segura"). De sus pelos locos. De sus orejas de duende. De sus labios carnosos. De sus ojos marrones. De sus pestañas. De toda su piel. Comienzas a aprenderte el lugar de cada uno de sus lunares. De cada una de sus cicatrices...
Y cuando te das cuenta ya ha pasado un mes. Y estas enamorada hasta la más mínima célula. Esta esa célula rebosa de amor.
Y pasa el tiempo. Y ya va un mes. Y comienzas a darte cuenta que en ese mes ya has vivido mucho más de lo que esperabas. Y ya sabes que esto va para rato. Pero no sabes hasta cuando. Aunque eres consciente de que te estas enganchando cada día más. Y que es la jodida persona con la que quieres compartir tu vida. Y temes lo peor. Porque siempre puede pasar. Pero en ese momento solo vives el presente. Y no te paras a mirar hacia atrás. Y tampoco a tu alrededor.
Y pasa el primer verano...Los primeros cumpleaños... Un año... Las segundas navidades... Dos años... Tercer verano... Las primeras vacaciones...Tres años...
Y ahora si. Ahora si que va un mes.
Un mes desde que te dejó.
Desde hace un mes toda tu vida cambió. Un cambio tan radical, que aun no lo conceviste. Ha pasado un puto mes y sigues asimilando. Y sientes aún un montón de cosas. Tu corazón te dice que aquí aun no está el final de vuestra relación. Es la primera vez que te enamoras. Y te enamoraste hasta las trancas.
Los sentimientos están ahí. Aún siguen en el mismo lugar. Tan sólo han quedado congelados. Parados. Has detenido su proceso. Los has dejado en una parte visible de tu corazón. Pero están ahí, y lo sabes. Lo sientes en ti. En rojo. En tus monstruos que no paran de asomarse en tus sueños. En tus pensamientos diarios.
Y puede que amor se quedase gélido. Pero el cariño sigue ahí. Porque cuando llega el momento en el que el amor se acaba el cariño se queda aún contigo. Se queda en tu ser. Y eso va a seguir creciendo. Fue mucho tiempo. Y tendrás que vivir de la mano de ese cariño a su lado. Día a día. Bien abrigada para que el frío no te sobrepase la piel.
Cuando conoces a una persona. Notas si va a ser esa persona. Y lo notas cuando empiezas a enamorarte de sus cosas. De si mismo. De sus enormes manos. De sus brazos (en los que te sientes "trececientos" por ciento segura"). De sus pelos locos. De sus orejas de duende. De sus labios carnosos. De sus ojos marrones. De sus pestañas. De toda su piel. Comienzas a aprenderte el lugar de cada uno de sus lunares. De cada una de sus cicatrices...
Y cuando te das cuenta ya ha pasado un mes. Y estas enamorada hasta la más mínima célula. Esta esa célula rebosa de amor.
Y pasa el tiempo. Y ya va un mes. Y comienzas a darte cuenta que en ese mes ya has vivido mucho más de lo que esperabas. Y ya sabes que esto va para rato. Pero no sabes hasta cuando. Aunque eres consciente de que te estas enganchando cada día más. Y que es la jodida persona con la que quieres compartir tu vida. Y temes lo peor. Porque siempre puede pasar. Pero en ese momento solo vives el presente. Y no te paras a mirar hacia atrás. Y tampoco a tu alrededor.
Y pasa el primer verano...Los primeros cumpleaños... Un año... Las segundas navidades... Dos años... Tercer verano... Las primeras vacaciones...Tres años...
Y ahora si. Ahora si que va un mes.
Un mes desde que te dejó.
Desde hace un mes toda tu vida cambió. Un cambio tan radical, que aun no lo conceviste. Ha pasado un puto mes y sigues asimilando. Y sientes aún un montón de cosas. Tu corazón te dice que aquí aun no está el final de vuestra relación. Es la primera vez que te enamoras. Y te enamoraste hasta las trancas.
Los sentimientos están ahí. Aún siguen en el mismo lugar. Tan sólo han quedado congelados. Parados. Has detenido su proceso. Los has dejado en una parte visible de tu corazón. Pero están ahí, y lo sabes. Lo sientes en ti. En rojo. En tus monstruos que no paran de asomarse en tus sueños. En tus pensamientos diarios.
Y puede que amor se quedase gélido. Pero el cariño sigue ahí. Porque cuando llega el momento en el que el amor se acaba el cariño se queda aún contigo. Se queda en tu ser. Y eso va a seguir creciendo. Fue mucho tiempo. Y tendrás que vivir de la mano de ese cariño a su lado. Día a día. Bien abrigada para que el frío no te sobrepase la piel.
Comentarios
Publicar un comentario