(Sonreír los domingos.)
Estas perdida y sin rumbo. En un mundo...
Perderse, desconocer dónde está exactamente una persona, por haberse equivocado de camino, por haber perdido la compañía de quién la guiaba. Quedar confundida y sin ser capaz de avanzar en la resolución de un problema o una dificultad. Amar mucho o con ciega pasión a una persona. Naufragar o irse a pique.
Cuando las palabras no salen, lloras. Lloras asimilando una noticia. Un suceso que no quieres asimilar, que no quieres creer. Te abrazas a ese recuerdo, te abrazas a él. No lo sueltas. Quieres que siga en tu vida. Quieres que siga viviendo en tu piel. Quieres seguir girando a ritmo de él, con él y para él. Quieres TODO con él. Quieres que el rojo de tu piel brille, que siga vivo. Quieres que siga tatuando a su paso por tu piel. Quieres que todo siga igual que antes. Quieres que lo vuestro siga siendo vuestro. Quieres volver a sonreír los domingos al llegar a casa. Quieres...
Llorar es la única opción al problema, es lo único que te calma. Y el puto llanto empieza a sonar como una sinfonía bien acompasada.
Soledad te abraza, y tu lo abrazas a él. Y comienzan a venir a tu mente todos los recuerdos, todos los momentos. Una y otra vez. No cesan. No te dejan ver el porqué. La razón por la cual ya no está. No te dejan en paz. No entiendes nada. Lo único que sabes es que ya no va a volver. Y sigues sin entender nada.
Vuelves a repasarlo todo. Una, otra y otra... Y así hasta un millón de veces más. Para encontrar la explicación que él no te ha dado. Los motivos que le llevaron a irse de tu lado. Alguna respuesta que pueda tranquilizar tus pensamientos. Algo que pueda ayudarte a entender toda esta mierda. Solamente pides una razón, un motivo que sea convincente. Para que todo deje de dolerte. Para que tu amor por él deje de crecer y crecer. Para dejarlo ir. Para darle a tu corazón las respuestas que está buscando. Para volver a tener un rumbo fijo.
En dos segundos todo tu mundo se ha venido abajo. Ves como todo se desvanece entre tus dedos. Todo lo que un día fue, ahora ha quedado en nada. Tú, has quedado completamente devastada. No queda nada en tu interior. Sólo un profundo vacío en tu interior, en tu corazón.
Y llorar sigue siendo tu mejor opción para combatir esto.
Estás perdida y sin rumbo. En un mundo que te queda grande. En un mundo nuevo. Un mundo que jamás volverá a ser como antes.
Comentarios
Publicar un comentario