Viviendo con monstruos.
Los domingos siempre tienen algo de gris, nostalgia y mimos. Muchos mimos. Era un domingo lluvioso. Y y a era de noche en Santiago. Entré por el portal del edificio. Cogí el ascensor. Y esperé a que llegase al segundo piso. Cogí las llaves. Y abrí la puerta de casa. Todo estaba oscuro. Cerré de nuevo la puerta. Encendí la luz de la cocina, atravesándola para dejar la mochila en el escritorio del salón. Me paré un momento a ver la lluvia caer. Como las gotas bajaban por el cristal. Como se deshacían al llegar al marco de la ventana. Ver la poca vida que tiene una gota de agua y la vida que da a muchos seres vivos. Un olor extraño, me saca de mis pensamientos. Un olor a, no sé muy bien el que. Creo que... Incienso. Si ,incienso. Su olor comenzó a entrar por mi nariz. Hasta llegar a lo más profundo de mi ser. Me giro. Y comienzo a caminar hacia la cocina. La atravieso y sigo hacia el pasillo. Y cada vez el olor se hace más intenso. Llego a la pu...