Sin control en el limbo.

Descontrolada, falta de control, de orden de organización. Falta de dominio sobre uno mismo. Sobre sus sentimientos. 

Está ahí. Ha vuelto. Esos sentimientos por alguien han vuelto. Y con fuerza. Para quedarse en ti por una temporada. O para s... Aunque eso ya está en manos de Peter. 
Y no te acuerdas como se manejaba todo eso. Ni de como sobrellevar el cariño por alguien. El amor por alguien. Y solo quieres decírselo. Que lo sepa. Que sepa que lo quieres. Que es fundamental para ti. Para tu día a día. Para tu vida. 

Todos esos sentimientos comienzan a mezclarse. Comienzan a mezclarse con tu consciencia. Y te saturas tú. Tus sentimientos. Y el sistema que lo controla. Y todo. 
Tu procesador de sentimientos está en caos. El sistema límbico está al borde del abismo. Está completamente en el limbo. 

Te empieza a fallar. No puede procesar tanto sentimiento ahí guardado. Aunque, en realidad no se guardan. Es una manera de "borrarlos" de forma temporal de tu cerebro. Para que no interfiera en nuestro consciente. Y lo deje trabajar cómodamente. El limbo de nuestro cerebro es, como la línea más fina entre los sentimientos vivos y los sentimientos "muertos". 

Y hay una parte de tu vida emocional que está fuera de control. Y en tu caso, sabes que lo causa. Sabes cual es el motivo. Sabes quién lo provoca. Y también exactamente el lugar exacto dónde nace. Donde se provoca. 

Y en ese breve instante se lo dices. Lo sueltas todo por tu jodida boca. Porque eres una bocazas. Pero no podías aguantar más. Se lo dices. Se lo confiesas. Quieres que lo sepa. 

Y no sabes que es peor. Si ser consciente de lo que has dicho. O su reacción. Porque no ha reaccionado. O tú al menos no lo notas. No es lo que esperabas. No es lo que querías sentir. No es nada de lo que te habías imaginado. Ninguna de las sensaciones es la esperada. 

Y ahí es cuando te das cuenta que el control se te está yendo. Se va. Se filtra por tu piel Se desvanece poco a poco. Se te escurre entre los dedos. Se aleja de la mano de esas palabras. Esas con las que esperabas un algo. Unas palabras con las que simplemente esperabas. Y con él se va todo. Todo se queda en un silencio que deja sordo y en palabras que no dicen nada. 

Y ya no hay ni sistema límbico, ni pollas. Ya no hay nada. No hay control.

Y se fue. Lo pierdes. Al igual que tú. Te has quedado un poco ''desolada''. O más bien ''sola'' ante la situación. Ante la vida. 
Abierta en canal y todo el mundo mirando. 

Descendiendo en caída libre por el limbo. 

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