Peter y Fda I

Final, que es último o que acaba o concluye una cosa. Que es definitivo. 

Y llegó el último día. El día tres cientos sesenta y seis. 

El último día de este año bisiesto. El treinta y uno de diciembre de dos mil dieciséis. El día de Fin de Año. El día por el que todo el mundo está esperando. El día en el que pones fin a otra libro anual de esos. El día en el que pasas la página más grande de todo tu libro de vida. La que más tinta lleva. La que más recuerdos tiene. Esa página que refleja todo tu año. Esa página que contiene cada uno de los buenos y malos momentos. Esa página que das gracias por el buen final que tiene. Esa página que a la hora de las campanadas tendrá... Su ansiado fin. 

Y en un abrir y cerrar de ojos ya es año nuevo. El primer día del año. El uno de enero de dos mil diecisiete. Y lo vas a celebrar. Lo vas a celebrar con todos los que estuvieron ahí el último mes. Los últimos días de tu año. A lo grande. Vas a empezar como se merece un año. 
Y te vistes. Te maquillas. Te alisas el pelo. Te pones tu traje. Tus tacones. Y estas nerviosa. Como siempre lo has estado. Porque hoy va a ser la mejor noche para comenzar el año. Va a ser la puta polla en verso. Vas a empezar el año de la mejor manera. Y con los que más quieres. Vas a comenzar de una manera diferente. Una manera que solo con Peter eres capaz de empezar. 

Y cuando te das cuenta. Estas de camino. Cantando ''Puro, puro chantajeeee...'' con tu primo. Hoy va a ser tu noche. Vuestra noche. Y los nervios comienzan a rondarte. Pero no haces caso. No dejas que se apoderen de ti. Solo quieres pasártelo bien. Relajarte. Y disfrutar de la noche. Y llegas. Al fin llegas. Y te bajas del coche decidida. Pensando en que pasará. En que me depara el primer destino de este nuevo año. En como transcurrirá este noche de enero. Y caminas por las calles. Entusiasmada. Emocionada por el reencuentro. Con ganas de verlo. De llegar al punto de encuentro. Y de que todo empiece. 

Y llegas. Y te giras. Y es lo primero que ves. Y ahí lo está. Plantado con su traje y su corbata. Más guapo que de costumbre. Y es que el traje le queda mejor de lo que me imaginaba. Más sexy. Más formal. Más... Todo. Y me agarro a él. Porque se lo prometí y porque no quiero caerme de bruces a los tres pasos. Y la noche comienza. Y comenzamos a caminar. Entramos a la zona vieja. Para mi, mi zona favorita de sdc. Tiene su encanto. Su misterio. Y te enfrasca de tal manera que todo se olvida. Es como un viaje en el tiempo. Y también da gusto adentrarse en la historia agarrada a Peter. Y ver la catedral con él. La plaza es enorme. Y la catedral con su imponente fachada da miedo. Y seguimos con el turismo navideño en la zona vieja. Era la primera vez que veía la navidad en la capital. Y era precioso. Aunque la compañía lo mejoró todo. Y entre risa y risa. Entre charla y charla. Y él zapato en mano y descalzo de un pie llegamos a casa. Yo lo agradezco. Y los pies de ambos también.

Llegamos al ascensor. Y lo primero que hago es sacarme esos odiosos tacones de al menos quince centímetros. Son odiosos. Entramos por la puerta de casa. Y el olor a hogar me llena. Por fin en mi propia casa. Ya la echaba de menos...


Este fda tenía que ser diferente. Tenía que ser especial. Tenía que romper todos los esquemas. Tenía que ser único. Y lo fue.


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